Otra vez el mismo sueño, meciéndome en su voz y yo sin vuelo ni viento del Norte que me entrego...
Voy desnuda en alas del arquero. Otra vez la escuela de la vida, desentelando el tiempo que no vemos despiertos. La misma sala tan diáfana, las tizas de colores, una pizarra blanca y en ella un cielo, un valle, un camino. La palabra Amor escrita en japonés y no conozco el idioma pero entiendo muy bien ese ideograma. Tus ojos desnudantes, tu boca desnudante, tus manos, tu muda certeza tan descalza, carente de verbos, sólo ojos; abriéndome ventanas a no sé que lugar o siempre supe y me estremezco, como la primera vez que me asomé y miré dentro de ti.
Pintamos mano a mano, colores sobre el blanco. Es tan bonito el dibujo que nos sale... Todo otra vez está siendo juego de niños.
La risa sueña y cae alguna lágrima. Charquitos en el suelo. Nos han dejado solos. Solos ante el deseo de estar nosotros dos pintando este arco iris. Los cantos del destino ya rodaron, nada ni nadie pudo cambiarnos, seguimos primitivos en esta escuela-vida o tormenta, cada secuela una nueva piel de aire. De tan vacío el mundo, al fin nos ha dejado de retener esclavos de sus manos. Y ya hemos avanzado algunos pasos más, dibujando otras pizarras como esta.
Un día pintábamos un río y supimos... “Se puede fragmentar el agua”. En oxígeno e hidrógeno, cada átomo en moléculas, cada mil ríos un mar entero y entonces dibujamos mares y océanos.
Ahora hemos preguntado: ¿Se puede quebrar el aire, el alma universal del aire, sus millares de átomos que dicen son inquebrantables?Nos miran, sin respuesta los ojos desnudantes. Pero empieza a bailar ese ideograma en la pizarra. Lo estamos contemplando boquiabiertos. Se ha puesto en movimiento, tan suave como una danza, se está desfragmentando, o desdoblando acaso en dos... Dos que es uno a un mismo tiempo.
Tu voz sorprende a mi silencio, tu beso a mi lenguaje, mi mano a tu esperanza, debajo de la piel viven las llamas. Y ahora, no tenemos ya ninguna capa, tan sólo cuatro alas y espalda contra espalda, los brazos abiertos y el sol brillando bajo el pecho, como una estrella que copula con la sangre. En un abrazo de oso nos hemos hecho humanos, tan niños, pequeños y otoñales como duendes de un bosque, que de tan verde escuece en los ojos...
La luz blanca de esta estancia tiene candor y agua de nubes, nos trae susurros de agua. Como una lluvia pura, cae. Nos baña, aún tan primitivos a este amor, canto rodado a nuestros labios.
Tu beso es suave como un instante rozando el mismo cosmos, como una fugacidad de eternidades. Y yo lo beso tan valiente, que ni parezco ya niña del viento... Bebo la savia de tus labios, retengo tu rostro entre mis manos. Te veo, desnudante de mi amor. En él se me permite ser de aire, en él tú eres aire. Nos han dado una piel para este sueño. Es nuestra e imborrable. Esta vez sí.
Huele a nosotros cuando hacemos el amor. Ha amanecido, ya está sonando la maldita alarma del reloj al otro lado de mi cama. Y yo despierto desarraigada, buscándote sin voz y en llamas.
Respiro. Te respiro, mi arquero, el desnudante.
Estás aún en el aire.
El alma de tu sueño también tiene dos alas.
* Mañana 28 de Enero, a partir de las 19 horas, estaremos en el Racó de les Bruixes leyendo poemas...
Hay quien me dice que peco de fantasiosa... Pero pecar es decir mucho, cuando se puede carecer de tantas cosas. Y como cada uno es cómo es y aquí hay sitio para todos, tan solo les pregunto a esos que me llaman “mujer fantasía”.
¿Se puede vivir sin imaginar? ¿De verdad que sí, se puede vivir sin fantasías? ¿Cómo es soñar en un no sueño? ¿Cómo se duerme en un no mundo por ti creado? Cómo se vive en un no cuento, sin ser parte del libro de la vida. Quien está mas vivo, el que sueña despierto o el que duerme viviendo. Qué es mejor el olor a ...mmmmmm... de una fantasía de mujer o el de ese perfume tan caro de Chanel que vas a pagar con tu visa. Qué es más sensato inventarte o dejar que otros lo hagan por ti, y a su manera. Puede ser mucho más grato vivir de la fantasía, que en todos esos mundos de mentira que quieren que sean nuestro sino. Puede más creer en cada uno de tus sueños, que no soñar y estar muerto. Puede más y llega más lejos, la verdad de un loco que la mentira de un cuerdo. Y puede más, y siempre corre más (y se cansa mucho menos, claro), el caballo del bueno que el del malo. Puedo ser lo que yo quiera ser, o solamente lo que otros me dejen. Y también puedo ser buena y subirme al caballo del malo ;) Puede que esté loca y que no me importe, que sea un alma niña, que no quiera o no sepa crecer, que viva en el aire, o en un papel, o en el mismo centro del planeta Venus. Puede que todo lo que vemos sea falso, que nada sea de verdad, que yo tampoco esté en lo cierto, que ni siquiera exista, que sólo sea un producto de mi imaginación, un sueño que he inventado y que hasta tú, tan cuerdo y realista cómo eres.... Te has creído. Y que yo no sea de aire Y que yo no sea de carne Y que yo, tan sólo sea ...Fantasía
Cuando cae la noche y mis ojos buscan concentrarse, leyendo esos libros de medicina antigua que no llego a comprender por qué de repente me empiezan a hablar de ti…
Dime qué hago con mis manos, cuando también me hablan de ti, cuando en su tacto se inventan ser las tuyas, cuando a la luz de la luna y de las velas, me dibujan y la carne me tiembla y la noche se me llena de poemas, que aún no pude escribir. Qué hago, cuando he olvidado las pautas del lenguaje, queriendo reinventar cada palabra, prendiéndoles las alas que me faltan, para volarme a tu almohada y ser la exploradora de tus vértices desnudos.
Dime qué hago con mis dedos, cuando no me vence el sueño, qué hago con las yemas que repican, jugando con las teclas y son las locas notas que bailan sobre un piano imaginario y me hablan de ti y me suben a un bolero que me enreda a la silueta de tu cuerpo.
Dime qué hago con mi boca, cuando susurra de ti a cada movimiento de los labios y aún transita el invierno en este calendario, colándose por los días, tan cortos y amarillos, sedientos y ausentes de nosotros y eso que aún no saben que nos deben todos los besos y todo el fuego y toda el agua y todas las danzas y las lluvias de esta tierra, cuando por fin nos estalle la primavera.
Dime qué hago con este derroche sin sentido, cuando la noche se me pone boca abajo y todos los semáforos están en rojo y no puedo cruzar tus calles y esta ciudad, se irá a dormir sin bengalas.
Dime qué hago con mi calma, cuando me llamas de madrugada y se quiebran las fronteras y las distancias y estás otra vez en el kilómetro cero de mis piernas, subiéndote a mi impaciencia, soñando en tus dedos, la cadencia y el susurro de las olas.
Dime qué hago cuando hablas y el mundo es la saliva que dictan tus palabras, los latidos que golpean en mi oído al otro lado del hilo, los besos con eco y con sonido y sabor inenarrable de tu boca.
Dime qué hago con esté camisón abierto, con este rumor de vientre desbocado, con estas ansias y estas ganas, con esta mano libre y con la otra, con ese tono satén e incandescente que pronuncian tus labios, con esta risa de agua, con este amor y entonces pienso: tal vez sí, quizás será que sí, que tu ciudad y la mía, se duerman esta noche bajo bengalas.
Hice silencio, cerré la boca un poco. Hice silencio para escuchar. Hice silencio desde un recuerdo, hice silencio para observar. Hice regreso a un punto, hice de noche y oscuridad. Fui caminando lento, paso tras paso, hasta llegar.
Cerré la puerta de salida, abrí la misma puerta para entrar.
Andar de punta a punta los laberintos, aprender que solo hay una forma de salir y verse a la cara con los viejos miedos. Descubrir que quien este enfrente, es una construcción de mi propia percepción condicionada, quizá (en mi caso) -más que nada- lo que temo de aquel que se para frente a mí. Es descubrir la lamina sobre los ojos, el filtro vivencial de la mirada; los recuerdos de la palabra que dolió y detrás de ella una historia tan parecida a la tuya… y la idea de que detrás de eso se esconde lo natural casi como una falla de diseño, como un cuento sin fin que al acercarse a las ultimas líneas nos susurra entre sollozos: “alguien tendrá que PERDONAR”. Probablemente sea ahí donde comienza a latir la posibilidad de habitar el cuarto de arriba, donde todo se siente más, pero duele menos y entonces mi boca (sin que yo lo pueda controlar) comienza a decir: “si te entiendo te perdono y si te perdono no te juzgo y si no te juzgo no te temo y si no te temo no duele y si no duele me siento mucho mejor…”
Escrito por Pepe, extraído de su blog:"El Lufandero"
No pude retomar ese camino y no cerrar los ojos... No pude no dolerme, no pude no caerme y me caí y me dolí tantas veces que mi voz no supo decir, por qué seguía en silencio la sombra de sus pasos.
Pero ya no puedo decir lo siento, ya no quiero, no intento, no me sale. Ya no sé decir perdón, ya no le doy mi perdón. Ya no sé si soy yo misma la que anda en mí misma cuando pienso... Que el alma de un poeta debiera doblegarse ante su ego alguna vez al menos. O dos, o tres o cuatro, las que hagan falta. Mirar los ojos del ayer sin más batalla sin verse sumergido en el fracaso no verlo todo vano, no verlo todo daño no verlo todo dilatado por una lupa gigantesca de cristales rotos.
Le he escrito tanto al aire que ahora ya sí soy palabras de viento. Poeta no lo sé, tal vez sólo sea eso; palabras en el aire y algún verso vivido. Pero lo que importa, es que a veces hace falta; abrir aún más la llaga, abrir aún más la puerta abrir aún más y más los ojos, abrirlo todo desde adentro, sin postigos ni pestañas. Mirar a aquel que te mira desde adentro y sin pestañas. Voltear el mundo que has andado, romper todo lo escrito, todo lo llanto. Pisar los charcos, la nieve del invierno, tender los brazos aún a tiempo, pedir perdón aún a destiempo y a deshora.
Sentir la paz al otro lado de una guerra que sólo ha sido indiferencia. Y cualquiera que haya amado en este mundo bien sabe, que duele con más saña la indiferencia que cualquier otra batalla.
¿Y dónde dice el poeta que está el camino?
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar”
A. Machado
Y yo de tanto andar me he ido. Pero que más da si al fin y al cabo todo es más camino y menos daño detrás de las estelas del mar. Allí donde se mece el aire: allí está mi lugar.