lunes, 29 de noviembre de 2010

Las mañanas de domingo





Hoy construyo con mis manos, esas mañanas de sol de invierno que van dorando cada sueño en el que aún creo. Reuno, sin necesidad alguna de nombrarlos, los pedazos más sustanciosos de mis nostalgias…
Voy caminando entre gentes que no conozco, por las calles de esta hermosa ciudad del mar. Me detengo algún momento,  en cualquier rincón variopinto, me inundo del color sepia, del gris,  me fundo entre los tonos que va cambiando a cada paso,  copiando los colores de la muchedumbre. Me mimetizo, mientras paseo así, sin rumbo fijo, solamente escucho el sonido de los otros. Ya no soy de mis pasos,  ni yo misma me pertenezco,  sólo ellos me conducen y yo soy la andanza de cada uno, el cúmulo de aceras que me llevan, sin preguntarme  hacia qué lugar.
Entonces nuevamente, me sorprendo descubriendo: que quiero, que amo, que todavía busco intensamente perderme en esos momentos… En esas idas y venidas y en las calles cuesta arriba, paseándome con mis recuerdos, dejando que la nostalgia se me adueñe por completo, sin llegar a sentirla como algo que ha venido a derrumbarme o

a ponerme medio gris, sino como algo que vivo con un dulce sabor a déjà vu que solamente viene recordarme que sigo respirando los matices que me han vivido, que aún poseo el don de no borrar de mí el olor de las presencias han sido y  me han acompañado libremente en algún tramo del camino y que todo al fin y al cabo, me ayudará a construir los nuevos mapas por los que viajaré mañana, cuando sea al fin la dueña de mis pasos. 
Ese día en que logre ir hacia dónde quiero, sin entretenerme, ni tomar atajos...
Tengo un cofre inmenso de tesoros, cuando lo abro sale el aroma de cada recuerdo que se me ha ido colando por los huecos del alma. Pero ninguno de ellos me pesa demasiado,  porque al haber podido  respirarlos, también se han hecho de aire y flotan junto a mí, van y vienen, tienen alas y solamente algunas veces, logran hacerme llorar de nuevo.

Entonces sé que aún puedo ser capaz de todo: vuelvo a pintar mis sueños con Luz de Mar. 
Porque así  es como lo preciso a esos instantes: soñarme y soñar... 
... Y caminar en esos días de domingo, al abrigo del sol y el viento, sin rumbo fijo, por las calles de mi ciudad…


2 comentarios:

Luisa Navarrete dijo...

no hay cosa más placentera que caminar sin rumbo, sin horas, sin destino perdiendote en una mirada que nunca más volverás a cruzar, enamorarte con la pareja del beso, descubrir un color con el niño todo ojos, sentir el peso de los años de aquel mayor ..... y ser todos y nadie más que tú disfrutando de esos trozos que sólo tuyos son.

y volver a casa llena de trozos y algo destrozada quizás

Besicosssss

Unknown dijo...

Querida Mayde, me ha gustado mucho lo que has escrito y temabien lo que te ha escrito Luisa, que podría copiar integralmente su comentario y hacerlo mío , pero quiero añadir algo más, me gustaría muchísimo, encontrar "Ese día en que logre ir hacia dónde quiero, sin entretenerme, ni tomar atajos..."sin caer en el intento. Un fuerte abrazo.
Leo