martes, 18 de mayo de 2010

Lanzarse al universo



A veces los sueños que tenemos, son lo que más se parecen a nosotros mismos,
a lo que debiéramos ser y todavía no nos atrevemos.
Por eso se hace tan necesario pincelarlos, darles vida en cada detalle y hacerlos niños mimados en nuestra ilusión, no poner nada por delante de ellos, que nadie los pise, ni haga que se tambaleen ni un solo instante para que puedan cumplise...
y mimarlos y
acariciarlos y revivirlos cada noche, hacerlos poesía y como dice Silvio incendiar el cielo si es preciso, porque así es como logras que se vuelen en los átomos del aire mientras duermes y que lleguen hasta el centro del cosmos, para cobrarse vida porque tú has pedido que así sea.

Ahora
, que mi fe en el amor vuelve a ser una flecha que lanzo al centro del universo, dejo de andar hacia atrás para recoger cachitos de nostalgia y herrumbre que puedan llegar a entelar mi sueño de ahora, de este instante.

Y ya con el pijama puesto, o a veces medio desnuda,
me detengo y converso frente a la que se lava los dientes mientras me mira, leo en sus ojos su verdadero sueño, su deseo y le hago un guiño que siempre me devuelve.

Luego me voy a la cama, bostezando pero sin demasiadas ganas
de dormirme del todo, por eso
me enredo un rato entre las sábanas, dejándome atrapar por el aire, por el fuego, por la luna si es que hay luna, por cada uno de los elementos de la noche, pero sobre todo por el deseo intenso que late dentro de mi pecho
E
ntonces cierro los ojos y empiezo a ser exactamente aquello que estuve imaginando durante el día.

Y allí cuando me entrego al momento, a la casi magia, a mi sueño de ahora,

a mi deseo de alcanzar su deseo, al amor que estoy lanzando
como una flecha
al centro de su vida, me detengo para poseerlo
y aunque vuele a vuelo raso sobre la cama, dejo de ser de aire y me hago fuego y me fundo con la noche y a veces incendio el cielo para que sea.

mayde molina


Un mundo de contrahechos
se esparce en la cartulina,
bordado con punta fina
como los pelos del pecho.
País en que los deshechos
son amados todavía,
es la comarca sombría
donde la luz se perdona,
porque allí van las personas
del sueño a la poesía.
 
En un sofá diminuto
posa minúscula gente.
Unos sonríen al lente,
otros cuentan los minutos.
Bichejos de rostro enjuto
se asoman a celosías
y carroñeras arpías
prestan garras al retablo,
mientras hace redonda el diablo
del sueño a la poesía.
 
Un pavo real se pasea
por un desván en penumbras
y a su paso, que deslumbra,
la oscuridad se voltea.
¿Qué transformó pluma en tea
de apariciones umbrías?
¿Qué pasión, qué melodía
tocó el corazón humano
para conducir la mano
del sueño a la poesía?

Silvio Rodríguez

1 comentario:

Laura Caro Pardo dijo...

Me encanta Silvio. Ya tenemos algo más en común.
Buenas noches.
Un abrazo